Avicultura
Lo
primero que hay que conocer es el origen etimológico del término avicultura. En
concreto, podemos exponer que se trata de un neologismo que se ha formado a
partir de la suma de tres palabras procedentes del latín:
El sustantivo “avis”, que puede traducirse como “ave”.
El verbo “colere”, que es sinónimo de “cultivar”.
El sufijo “-ura”, que se emplea para referirse al resultado de una actividad en concreto.
El sustantivo “avis”, que puede traducirse como “ave”.
El verbo “colere”, que es sinónimo de “cultivar”.
El sufijo “-ura”, que se emplea para referirse al resultado de una actividad en concreto.
Se
denomina avicultura
a las técnicas,
los procedimientos
y los saberes
que permiten el desarrollo de la cría
de aves. Se trata de una práctica que implica el cuidado de
estos animales a nivel doméstico, con algún tipo de fin.
La
avicultura, en este marco, abarca todo lo vinculado a la crianza de las aves,
incluyendo lo referente al hábitat
de estos animales. De acuerdo al interés del avicultor, puede centrarse en la
cría de gallinas,
patos, pavos, palomas u otras especies.
Es
habitual que la avicultura esté orientada la producción de carne
y a la obtención de huevos
y/o plumas.
Con este objetivo se desarrolla la crianza de aves de corral, una actividad que puede
resultar muy lucrativa cuando se lleva a cabo a gran escala.
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